El
objetivo de este reto es transformar un espacio comunitario.
En
primer lugar, lo que hice fue hablar con el alumnado para ver qué necesidades
echaban en falta en el entorno escolar.
Partimos
de la idea de que este centro está involucrado en un proyecto relacionado con
el medioambiente. Los niños/as de este centro están concienciados del cuidado
de la naturaleza y llevan a cabo varias actividades de reciclaje, pero… ¿en
dónde se tira la basura que desde el centro se separa?
Es
ahí donde surge nuestra idea: poner contenedores de basura soterrados.
En
frente a la entrada de nuestro colegio hay un pequeño terreno en el que se
podrían poner contenedores de basura soterrados.
Como
dije anteriormente, nuestro alumnado diariamente recoge la basura que
previamente separamos en tres basuras (papel, envases y orgánico), pero ahí
acaba su función. A la tarde, son los empleados de la limpieza los que vacían
esa basura. Pero, si tuviésemos en frente estos contenedores, los alumnos/as
podrían acabar la actividad y ser ellos mismos los que vaciasen al contenedor
correspondiente la basura. ¿Y por qué soterrados? Pues simplemente por una
cuestión de higiene. Además, queda más estético ver a la salida de un centro
escolar unos contenedores soterrados que no los convencionales.